No estoy de acuerdo con la forma como operan los bancos en el mundo, es decir bajo el esquema de reserva fraccionaria, un error histórico de la ley de Peel[1] con el beneplácito de políticos y que es la causante de las mayorías de las crisis financieras de la historia. En otros términos, ningún banco puede operar sin el estado y eso no es capitalismo, sino la forma más abyecta de crony-capitalism (capitalismo de compadres). El oligopólico bancario existe en virtud del estado, sin este tendría de reformarse y operar de otro modo.
Resumiéndole mucho, consiste en que un porcentaje ínfimo de cada depósito es mantenido por los bancos y el resto es prestado al público. En ese esquema es vital el papel de los estados para garantizar la solvencia de los mismos, pues ante un retiro masivo de los depósitos ningún banco en el mundo podría permitírselo y cumplir cabalmente, pues tendría que cobrar masivamente los prestamos para corresponder con los pagos de los depósitos. Es allí donde el estado, a través de los bancos centrales de cada país inyectan liquidez para evitar una quiebra sistémica de los bancos, es de recordar que esta liquidez tiene un costo para los bancos y para algunos es onerosa.
Todos los bancos hoy están sufriendo retiros de ahorros por la sencilla razón que los hogares y empresas puedan asumir gastos debido al confinamiento, luego enfilar lanzas contra los “malvados bancos” es una estupidez sin paliativos. De ocurrir una corrida bancaria de proporciones la crisis que vivimos se convertiría en depresión económica con costos muy superiores a la crisis del gran confinamiento. Un evento parecido ocurrió en la gran depresión de los 30’s que costo recuperarse más de 25 años.
Teniendo en cuenta que muchos gobiernos han optado por ofrecer garantías y avales al sector financiero para que estos a su vez puedan entregar facilidades a actuales y nuevos prestamistas, así como permitir aplazamiento de cuotas, es razonable que los estados actúen con inyecciones masivas de liquidez. Esto es un proceso difícil por el volumen y por la incertidumbre de la calidad del deudor, luego tomará tiempo y no se extrañen que se haga con tasas por encima del mercado “normal” debido al riesgo.
Más de 130 años después seguimos sufriendo de una praxis nefasta, madre de todas las crisis financieras, pero si a ese mal le sumamos el populismo anti-bancario, el COVID19 será el menor de nuestros males.
[1] Robert Peel, Bank Charter Act, Parlamento Británico 1844